Lo dijo el poeta matancero Bonifacio Byrne (1861-1936) en su poema Mi bandera que ha llegado a nuestros días para los no estudiosos de ese género literario por el encendido discurso del comandante Camilo Cienfuegos en 1959.
Y pensando en Byrne, obviando aquello que le seguía a continuación “con el alma enlutada y sombría”, uno regresa a Cuba con tan solo un mes de ausencia y se encuentra las cosas de mal en peor, con otros calificativos ajenos a la obra del también periodista y dramaturgo.
Y la pregunta, de saque, pudiera ser esta; ¿hasta cuándo, queridos compañeros que tienen la responsabilidad de conducir la nación?
Y si colocamos el selector de disparos en ráfaga, que aquí medio país sabe cómo funciona un fusil Kalashnikov, las interrogantes serán de varias decenas.
Un reto que cada día aumenta como bola de nieve cuesta abajo no es otro que la pérdida de gobernabilidad y credibilidad.
No iremos muy lejos con consignas y sermones.