Una española más en esos casi cincuenta millones

Desde El Malecón

Una española más en esos casi cincuenta millones

Nuestra protagonista con doble alegría. Una, por ser cubana; la otra, por ser española en razón de aquel frenesí amoroso del abuelo materno.

La Habana
La Habana

Como retratara el escritor cubano Ramón Mesa (1861-1911), en su novela Mi tío el empleado, que causó gran aceptación popular cuando fuera dramatizada en capítulos por la emisora Radio Progreso a mediados de los 60s del siglo pasado, nuestro personaje vino a Cuba también en alpargatas y pantalones de pana.

El protagonista de la sátira, escrita en 1887, de pobre se convirtió en todo un conde, mientras que el otro, el de la vida real, siguió siendo un asalariado más sin acercarse siquiera a una modesta fortuna.

Y así llegó nuestro jovenzuelo de carne y hueso a “América” en busca de aventuras y con el objetivo de encontrar mejor vida y prosperidad tal como  aspiraban todos los recién llegados. No hizo esto último, pero sí una familia muy dispersa de las que emergieron grandes respetables personalidades en el mundo de la medicina.

Anarquista el muchacho, con esas ideas libertarias de prescindir de cualquier orden o jerarquía y con la premisa de que el matrimonio era una institución burguesa, no había negra o mulata que se le pusiera por delante que no la llevara, con las más variadas sutilezas, a la posición horizontal en una cama.

Argumentos como para una novela fueron descubiertos en la minuciosa búsqueda de documentos a presentar para justificar su descendencia y alcanzar la ciudadanía. Cambios de nombre, lugares de residencia y sitios de labor conforman un entramado detectivesco.

No olvidar que la historia del movimiento obrero cubano comienza con la influencia y  participación de primer orden de los anarquistas catalanes radicados en la isla.

Gracias a estas peripecias sexuales lo que nunca logró imaginar que hoy por hoy muchos son ahora mismo españoles, que sostienen que gracias a esos amoríos, tienen la oportunidad, por Ley, de ser hijos de la llamada madre patria,

Ahí está nuestra protagonista con doble alegría. Una, por ser cubana; la otra, por ser española en razón de aquel frenesí amoroso del abuelo materno.

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