Ha fallecido recientemente en La Habana, a punto de cumplir los 90 años de edad, Rolando Álvarez, quien fuera ministro de la Industria Alimenticia (años después, Alimentaria), durante 1965-67.
A Rolando se le debe la proliferación de pizzerías a todo lo largo de la isla y, en consecuencia, la predilección de esta opción italiana en varias generaciones de cubanos a tal punto que alguna vez habrá que levantarle un monumento a esa suerte de platillo volador cubierto con queso derretido y salpicaduras de jamón o cebolla.
De algo vivo convencido porque le conocí: Rolando Álvarez, que en paz descanse, nunca imaginó el poder salvador y recurrente de la pizza ante los avatares de la alimentación en el día a día.
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Un muerto casi olvidado
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