«Llevo casi 40 años trabajando en emergencias de refugiados y rara vez he visto un éxodo tan rápido como éste. Hora a hora, minuto a minuto, más personas tienen que huir de la aterradora realidad de la violencia. Son innumerables los desplazados dentro del país. Y a menos que se ponga fin al conflicto de forma inmediata, es probable que más millones de personas se vean obligadas a huir de Ucrania», ha asegurado Filippo Grandi.
Dentro de Ucrania, el personal de ACNUR -y otros trabajadores humanitarios- están trabajando donde y cuando pueden, en «condiciones aterradoras. Nuestro personal permanece, incluso a pesar de los grandes riesgos que corren, porque sabemos que las necesidades en el país son enormes».
A pesar del extraordinario ritmo de desplazamiento y de los desafíos, para ACNUR, la respuesta de los gobiernos y las comunidades locales para recibir a este millón de refugiados «ha sido digno de destacar«. Ya se ha desplegado personal de la agencia en toda la región, que está ampliando sus programas de protección y asistencia a las personas refugiadas, en apoyo de los gobiernos de acogida.
Más de la mitad de refugiados se han dirigido a Polonia y algunos miles ya han llegado a terceros países, como República Checa, donde existe una importante comunidad ucraniana.
La solidaridad internacional ha sido reconfortante y conmovedora. Pero nada -nada- puede sustituir la necesidad de silenciar las armas, de que el diálogo y la diplomacia tengan éxito. La paz es la única forma de detener esta tragedia.