Terriblemente peligroso

Cuba

Terriblemente peligroso

Así, con ese titular, los especialistas clasificaron al reciente huracán Rafael. 

Malecón de La Habana
Malecón de La Habana

Así, con ese titular, los especialistas clasificaron al reciente huracán Rafael.  Dos palabras que nos infundieron un temor de pies a cabeza porque cuando uno es viejo, sepulta el carácter temerario de la juventud junto a añejas glorias de guerra y hasta miedo le da a uno caminar de noche por algo que en su tiempo fue una acera ahora carente de iluminación y con furnias a la Gran Muralla China.

En definitiva, fue de lamentar, peligroso. Esperemos por la cuantía de las afectaciones en viviendas, redes eléctricas y principalmente en la agricultura, ese Talón de Aquiles de la economía cubana porque lo de la generación de electricidad es harina de otro costal.

Lo “terriblemente peligroso” fue lo visto en la televisión donde casi todo se circunscribió al plátano y al boniato. No voy a dejar para después mis disculpas a los posibles aludidos o involucrados que podrían ser unos cuantos.

Y he aquí una ventaja de ser mayorcito de edad. Recuerdos y memoria en acción. Antes, previo y post huracán, veíamos reportajes de grandes traslados de reses a lugares altos, protección de granjas avícolas y porcinas, recuperación de frutales (¿alguien ha visto una toronja en la Isla de la Juventud?), centrales azucareros resguardados y hasta cientos de caballerías de azúcar de caña o cítricos salvadas o perdidas por las lluvias y vientos…

Así, como enseña de barco pirata, tendremos ante nuestros ojos dos plátanos en simulación de tibias con un boniato en función de calavera, “que no corta el mar, sino vuela” como dijera el poeta.

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