Así se desprende de un reciente informe de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) (ETUC en sus siglas en inglés), que advierte de que casi 40 millones de trabajadores y trabajadoras en Europa (39,7 millones) no pueden permitirse una semana de vacaciones. Esta cifra, correspondiente a 2022, supone más de dos millones más respecto al año anterior, cuando era 37,6 millones. Esta situación afecta al 15% del total de las personas empleadas en la UE.
El mayor aumento de la pobreza vacacional, como lo califica la confederación, se produjo en Francia, donde casi un millón más de trabajadores se vieron obligados a quedarse en casa. Los mayores cambios porcentuales se produjeron en Irlanda (+3,8%) y Francia (+2,5%).
Por su parte, Italia sigue teniendo el mayor número de trabajadores que no pueden permitirse un descanso (6.074.387). Y eso, a pesar de que el dato ha disminuido. Asimismo, los países con la mayor proporción de trabajadores que no pueden permitirse unas vacaciones son Rumanía (36%), Chipre (25%) y Grecia (25%).
“Es probable que la situación de Rumanía haya mejorado desde entonces, ya que el gobierno ha introducido posteriormente un aumento del 23% en su salario mínimo y ha reforzado el poder de los trabajadores para negociar colectivamente mejores salarios”, apunta el mencionado estudio.
En el caso de España, hay 5,3 millones de trabajadores y trabajadoras en esta situación, el 17,8% del total de personas con empleo, un 1,58% más que en 2021.
Según la Confederación Europea de Sindicatos, las cifras relativas a 2023 “podrían ser incluso peores tras un aumento récord en el coste de las vacaciones el verano pasado, combinado con la caída de los salarios reales en toda la UE el año pasado debido a la inflación impulsada por las ganancias”.
En su opinión, los resultados muestran la necesidad de que la UE y los estados miembros garanticen que todos los trabajadores “se beneficien” de la negociación colectiva. “No solo la negociación colectiva ofrece salarios más justos, sino que los trabajadores que están cubiertos también disfrutan de hasta dos semanas más de vacaciones cada año”, destaca.
Respecto a esto, advierte de que “al menos tres millones de trabajadores se han visto privados de los beneficios de la negociación colectiva desde 2000, en parte como resultado de las políticas de austeridad, y las mayores caídas se produjeron en los países que tienen los niveles más altos de pobreza vacacional”. “Si bien las estadísticas más recientes sugieren un repunte en la cobertura, aún queda mucho trabajo por hacer”, sostiene.
“Las vacaciones no son lujo”
Para la secretaria general de la CES, Esther Lynch, “después de trabajar duro todo el año, los trabajadores deberían poder permitirse unas vacaciones”. “Las vacaciones no son un lujo”, recuerda, y “pasar tiempo con la familia es clave para proteger la salud física y mental de los trabajadores, además de brindar experiencias valiosas para los niños”.
“El aumento del número de familias de clase trabajadora que podían permitirse unas vacaciones fue uno de los grandes avances sociales de Europa en el siglo XX”, lo que “mejoró la salud y el bienestar de millones de personas y contribuyó a un sentimiento de progreso y optimismo”.
Según afirma, “estas cifras muestran cómo el progreso social se está revirtiendo como resultado del aumento de la desigualdad económica”. Y es que, lamenta que “mientras que los ricos directores ejecutivos que causaron la inflación impulsada por los beneficios se asoleaban en complejos turísticos de lujo en el apogeo de la crisis del coste de la vida, una sola semana de vacaciones estaba fuera del alcance de 40 millones de personas trabajadoras y sus familias que luchaban simplemente para poner comida en la mesa”.
Ante esto, Lynch defiende la necesidad de aumentar los niveles de trabajadores cubiertos por los convenios colectivos. “Es la mejor manera de garantizar que los trabajadores reciban una parte justa de la riqueza que crean y puedan disfrutar de algo tan básico como una semana de vacaciones en lugar de simplemente luchar por sobrevivir”, remarca.
Países donde ha aumentado el número de trabajadores que no pueden permitirse una semana de vacaciones