Señor exministro de Sanidad y cabeza de cartel socialista para las elecciones autonómicas del 14 de febrero en Cataluña, su nombre ya envenena los sueños de quienes sienten amenazados sus anhelos hegemónicos de buenos supremacistas, siempre travestidos de víctimas y exilios.
La aparición permanente de su rostro en televisión le da la ventaja de candidato más conocido. Llegó a un ministerio sin competencias y tuvo que luchar contra los elementos. Le ha faltado elegancia para salir dando las explicaciones parlamentarias debidas. Veremos
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Telegrama para Salvador Illa
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