Eminencia Reverendísima y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, la nota de la Comisión Permanente es de un buenísimo melifluo que se abstiene de señalar criterios morales, utiliza una terminología burocrática y elude fijar prioridades y advertir frente a los sembradores de cizaña tan bien subvencionados.
Tampoco sale al paso de la manipulación de los menores inocentes, ni de los clérigos beligerantes, siempre dispuestos a incendiar los sentimientos identitarios desde la época de las carlistadas y los trabucaires en adelante.
¿Qué dirá el Santo Padre que vive en Roma y los propagandistas del X tantos del IRPF?