Señor candidato a la Presidencia de la Generalitat, si es que no estuviera ya investido en la segunda votación fijada para hoy en el Parlament de Cataluña.
Su primera intervención del sábado pasado fue la de quien reconoce su condición de mero valido de Puigdemont -encarnación berlinesa de un extemporáneo legitimismo-, se declara al servicio de la mitad de los catalanes y se antagoniza con la otra mitad, por cuya extinción asegura que trabajará sin descanso. Veremos hasta dónde llega el desatino en el intento de liquidar las instituciones que le han permitido encumbrarse al poder.