Señor Presidente de México, todos los españoles bien nacidos viven agradecidos a su país por tanta generosidad como brindaron a nuestros compatriotas derrotados y en necesidad. En Madrid y en todas las ciudades y poblaciones de la geografía ibérica se piensa mucho en los desastres del terremoto y se alza conmovida una solidaridad dispuesta para sumar la ayuda que pudiera hacer falta. Queremos tanto a México que deseamos que ahora puedan comprobar que obras son amores y no buenas razones.
Ánimo, no se dejen abatir, cuenten con nosotros.