Señor, su mensaje ante más de 2.000 juristas al clausurar el Congreso Mundial del Derecho que le había otorgado el Premio de la Paz y la Libertad precisa que “no es admisible apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho pues sin el respeto a las leyes no existe ni convivencia ni democracia, sino inseguridad, arbitrariedad y, en definitiva, quiebra de los principios morales y cívicos de la sociedad”.
El Estado de Derecho no es la barra libre, ni el libre examen donde cada uno decide qué normas cumple y cuáles se salta. Se acabó el recreo, a cumplir. ¿Entendido?