Señor Presidente del Partido Demócrata Europeo Catalán, en adelante PDECAT, formación heredera de Convergencia Democrática de Cataluña, cuyas sedes fueron embargadas por desfalcos varios cuando aquel oasis del 3% fungía de luminaria ejemplar.
Su caso confirma que la entrega plena de un político sólo obtiene la ingratitud como respuesta. Hubiera bastado un euro de cada uno de los que se proclamaban sus seguidores para alcanzar la cifra de la fianza que le exige el Tribunal de Cuentas. Qué amargura la búsqueda ahora de avales que eviten el embargo. Veremos.