Es decir, que los empleados tendrían que sacrificar aproximadamente a un 12% de su sueldo a cambio de tener un día libre más a la semana y trabajar jornadas de ocho horas.
Ahora se abre un plazo desde el 9 de junio al 15 de julio, para que los empleados que elijan acogerse al plan -entre unos 18.000- lo comuniquen a la empresa, ya que se trata de un plan voluntario. Comenzará en septiembre y pasará a ser una modalidad de trabajo más dentro de la firma. Telefónica establecerá periodos trimestrales en las que nuevos empleados podrán acogerse a esta fórmula u optar a salir de ella.
La compañía que preside José María Álvarez-Pallete asegura que ha tomado esta decisión tras concluir con éxito el programa piloto que puso en marcha el pasado mes de octubre con las mismas condiciones, aunque suscitó poco interés en la plantilla y solo se acogieron 150 empleados. Según publicó La Información, no consiguió lograr el interés de ni del 10% de los trabajadores a los que se ofreció la posibillidad. Fuentes sindicales lo atribuyeron al impacto en la nómina.
Aunque la medida se ha publicitado como un paso más en la jornada laboral de cuatro días que se impulsa desde algunos ámbitos, entre ellos el partido Más País, se trata más bien de un mecanismo de flexibilidad laboral que supondrá un ahorro de costes para Telefónica. Este plan se asemeja más a las fórmulas ya conocidas de reducción de jornada por cuidado de hijos o mayores dependientes, aunque con algunas diferencias, como que en este caso no será necesario justificarlo y que existe una bonificación.