Para unos, mal; para otros, bien. Así es la vida ahora mismo en Cuba depende de dónde venga el veredicto. Vaya, como la hoja de la yagruma, que desde lo alto tiene un color, mientras que por debajo es de otro. Y tanto el pájaro como el gusano tienen razón en cuanto su coloraciòn según se observe.
Algunos patriotas pondrán el grito en el cielo. Mire usted eso de importar agua cuando aquí la tenemos y de calidad. Y no solo ella, repasen el listado de productos agropecuarios para un infarto de inmediato. Claro que hay culpables de tanta anarquía y desorden, además del gasto en moneda fuerte para la compra de alimentos en el exterior. Ahí están todos en el banquillo de acusados. De aquí, allá y acullá.
Después de todo, a no pasar sed. Sí que sí, que vengan también los mariachis que siempre nos han deleitado sobre todo cuando hay copas de por medio más alguna que otra celebración. Ahora, que la presidenta mexicana ha tenido huevos para cantárselas al arrogante míster Trump, degustaremos esa agua prodigiosa cercana a un volcán apacible porque, entre otras virtudes y rarezas comerciales, nos advierten que “es agua purificada y baja en sodio”.
¡Ay, Claudita, mi’ja! Y perdona lo del chiqueo porque así somos los cubanos de cariñosos con todo el mundo. Que no te quepa duda de lo contentos y orgullosos que estamos contigo. Que no nos falte el agua y de paso algo de petróleo que también hay sed de ello…