Sería como una suerte de antídoto a ese apetito voraz del nuevo presidente que sueña y lo manifiesta, de engullirse como plato fuerte al mismísimo Canadá, Groenlandia en ensalada acompañante y de postre el Canal de Panamá. Todo en un mapa donde el Golfo de México también llevaría su apellido.
Todo consiste en darle un repaso a la historia y recordar que la Florida en su tiempo estaba bajo la jurisdicción de la isla hasta que vino aquel cambio o canje con los ingleses en julio de 1763 de cederle ese territorio por tal de no perder Cuba.
Iría este servidor, con extremo placer, a testificar cómo desde mi pueblo natal, San Juan de los Remedios, que ya ostentaba el título de ciudad conferido por el Rey, partía toda la comida y vituallas para San Agustín y aquella aldea de pescadores llamada Miami.
Y la pregunta sería una entre varias ¿Soportaría Trump y su delfín el cubanoamericano Marco Rubio un gobernador “comunista” viviendo en West Palm Beach?