La OIT alerta en el informe ‘Care work and care jobs for the future of work’ (El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente), que de no afrontar los déficits actuales en la prestación de servicios de cuidado y su calidad, se creará una grave e insostenible crisis del cuidado a nivel mundial y aumentarán más aún la desigualdad de género en el trabajo.
Además, en el informe se señala que las mujeres realizan la gran mayoría del trabajo de cuidados no remunerado y se constata que la participación en el trabajo de cuidados no remunerado afecta negativamente las perspectivas de empleo de las mujeres. Para demostrarlo la OIT da algunos datos contundentes:
En el informe de la OIT se reconoce que la contribución de los hombres al trabajo de cuidados no remunerado ha aumentado en algunos países en los últimos 20 años, pero se pone de manifiesto que “el ritmo del cambio es tan lento que se necesitarían 210 años (es decir, hasta 2228) para cerrar la brecha de género en el trabajo de cuidados no remunerado en estos países.
La Organización Internacional del trabajo, después de explicar el trabajo de cuidados comprende dos tipos de actividades superpuestas -las actividades de cuidado directo, personal y relacional, como dar de comer a un bebé o cuidar de un familiar enfermo, y las actividades de cuidado indirecto, como cocinar y limpiar- señala que “el trabajo de cuidados no remunerado constituye el principal obstáculo para la participación de las mujeres en los mercados de trabajo”.
Las cifras que maneja esta organización internacional hablan de que 606 millones de mujeres en edad de trabajar han señalado en 2018 que no están disponibles para trabajar o que no están buscando un empleo debido al trabajo de cuidados no remunerado, mientras que solo 41 millones de hombres están inactivos por la misma razón”,
Y recuerda que informe de la OIT-Gallup de 2017 reveló que, globalmente, la mayoría de las mujeres preferirían trabajar en empleos remunerados, incluidas aquellas que no están en la fuerza de trabajo (58 por ciento), y que los hombres están de acuerdo.
Se indica además que las madres con niños pequeños son las más afectadas, informando que “en 2018, las madres de niños menores de 5 años presentan las tasas de empleo más bajas (el 47,6%) en comparación no solo con los padres (el 87,9%) y los hombres que no son padres (el 3 78,2 %), sino también con las mujeres que no son madres (el 54,4%) de niñas y niños pequeños de 0 a 5 años´.
La “penalización por maternidad en el empleo” se evidencia de manera global y sistemática en todas las regiones para las mujeres con niños pequeños, explica el informe. Un modelo que contrasta con una “prima en el empleo vinculada con la paternidad”, y los padres presentan la tasa más alta de empleo con respecto a la población a escala mundial y en todas las regiones en comparación con los hombres que no son padres, pero también con las mujeres que no son madres y con las madres de niñas y niños pequeños.
Otra cuestión sobre la que no deja ninguna duda el último informe de la OIT es la “brecha global de empleo entre padres y madres”, es decir, la diferencia entre la tasa de empleo de los padres y la de las madres de niños de 0 a 5 años) es del 40,3%.
En comparación con las mujeres solteras, la probabilidad de formar parte de la fuerza laboral es 16.6 puntos porcentuales menor para las mujeres que viven en hogares extensos. Mientras que los hombres en la misma situación presentan más probabilidades, 0,5 puntos porcentuales, de estar activos en el mercado laboral en comparación con los hombres solteros.
Pero el trabajo de cuidados no remunerado no sólo es un obstáculo para la incorporación de las mujeres al mundo laboral sino que también dificulta que encuentren un trabajo de caldiad.
Según este estudio, “el trabajo de cuidados no remunerado es uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres para conseguir trabajos de mejor calidad, lo que afecta al número de horas que emplean en el trabajo remunerado, y por lo tanto sus ingresos y sus condiciones de trabajo.
Lo demuestra el hecho de que “a nivel mundial, las mujeres empleadas trabajan menos horas remuneradas que los hombres adultos y las que no son madres de niños de 0 a 5 años. Y aseguran que “vivir con al menos un niño pequeño genera una brecha de género en las horas remuneradas de casi 5 horas por semana. Esta brecha es más grande para las madres en Europa y Asia Central (9 horas y 12 minutos).
Además, las mujeres con responsabilidades de cuidado también tienen más probabilidades de trabajar por cuenta propia y de estar ocupadas en la economía informal, y menos probabilidades de cotizar al régimen de seguridad social.
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