Rodeado por la marihuana

Canadá

Rodeado por la marihuana

En cualquier plaza comercial que se visite en Canadá, no faltará toparse con un local que se anuncie con sólo dos palabras: Inspired Cannabis.

establecimiento legal para la venta de marihuana en la ciudad de Ottawa, en Canadá.
Establecimiento para la venta de marihuana en la ciudad de Ottawa, Canadá.

Por mera curiosidad personal y profesional entré a un establecimiento legal para la venta de marihuana en la ciudad de Ottawa, en Canadá.

Al sonar la campanita de entrada se presentó una muy amable joven empleada para dar la bienvenida e indagar si buscaba algo en específico dentro de una oferta tan variada como insospechada.

Le respondí que no precisaba nada en particular, que sólo quería mirarlo todo. Para mis adentros pensé en contestarle que “cualquier cosa menos que me carguen en Cuba, ya de viejo, veinte años tras las rejas.

En cualquier plaza comercial que se visite en esta nación norteña, no faltará toparse con un local que se anuncie con sólo dos palabras: Inspired Cannabis.

Nada en exhibición tras los cristales en comparación con el resto. Entras al sitio, caminas par de metros a la derecha, giras a la izquierda para encontrarte con un salón donde la primera interrogante que te haces es, madre mía, ¿Y de esa hojita se derivan tantas ofertas?

A lo largo de mi vida he conocido múltiples pasajes relacionados con la marihuana, incluyendo entrevistas a consumidores y comercializadores detenidos, además de la férrea campaña que libra la isla para combatirla en su interior, así como en la ruta por aguas cubanas que toman los narcos en camino hacia EEUU.

Mis compañeros veteranos de la guerra en el desierto etíope no me perdonarían nunca dejar de mencionar aquel pasaje cuando nos quedamos sin cigarros. Vimos a un grupo de infantes etíopes que combatían junto a nosotros, envueltos en una humareda bajo un débil arbusto. La advertencia en inglés de su jefe fue precisa: “No cigarret, similar drinking”.

La canadiense no viene de Colombia ni de ningún cercano o lejano país. Está legalizada desde el 2018 bajo estrictas regulaciones con fines recreativos o medicinales. Y en este país el control se cumple hasta con los perros, que no pueden mear donde les plazca.

A la salida de Ottawa en camino a Quebec se pueden apreciar enormes campos de cultivo protegidos por naves cubiertas que propician su desarrollo con las adecuadas condiciones de temperatura y humedad.

Y en la “tiendecita” mencionada se topa uno con una sorpresa ajena a las leyes del mercado. A la mano, visible, un plegable donde te advierten con lujo de detalles que sólo un consumo al mes te puede provocar serios daños en la salud. En el corazón sin ir muy lejos. Y la pregunta es una: ¿Venden o no venden?

Nada, que al final del reto o la tentación, como quiera llamársele, opto por otra droga que forma parte de nuestro folclor nacional, aprobada, bien vista y hasta recomendada: el alcohol, el ron, par de copas para alegrarse, divertirse y olvidar por un momento penurias personales, sociales, políticas y económicas en una suerte de todo en uno.

Mucho cuidado en que no se extienda por el mundo este proceder canadiense. Entonces, una junta de médicos de alto prestigio en la isla más otros tantos maestros roneros certificarán que también que el ron Santiago de Cuba tiene facultades medicinales en franca competencia con la cannabis…

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