Si consigue anular la subasta eléctrica que ha establecido una subida de la luz del 11% y consigue, a su vez, regular ese tipo de operaciones para fijar precios, la ciudadanía se puede dar por satisfecha. José Manuel Soria no cae todavía tan mal como Cristóbal Montoro o como José Ignacio Wert, pero si no lo remedia va a terminar completando la tríada de ministros con más insultos a sus espaldas tras la subida de la luz anunciada para enero. Y sí, todavía tiene remedio, dice mi jefe. Y ese remedio pasa por lograr regular y controlar las famosas subastas eléctricas. Si lo consigue, nos damos todos con un canto en los dientes.
Todo esto viene al hilo de sus últimas declaraciones. El titular de Industria ha dicho, tras enterarse de que la tarifa de la luz va a subir más de un 11% el mes que viene, que se va a abrir una investigación para analizar la subasta que ha fijado esos precios y poder así proceder a su anulación. Ojalá lo consiga.
En cualquier caso, Soria lleva unos días de escándalo. Primero que si la luz no va a subir. Luego que sí porque hay que terminar con el déficit de tarifa, valorado en 3.600 millones de euros, sin aumentar el déficit público del país. Y ahora otra vez que bueno, que si sube por lo menos que no suba tanto. En fin, lo habitual en este Gobierno que va dándole patadas a la piedra y ella verá dónde termina cayendo que yo -llámese Montoro, Wert, Soria o en última instancia Rajoy- me lavo las manos.