El sindicato tragón

FACTURAS FALSAS UGT-A

El sindicato tragón

Rafael Martínez-Simancas, periodista

«Ya puestos a echarle morro se les podía haber ocurrido dar unos cursillos sobre cómo pelar langostinos con una mano y sostener la copa de manzanilla en la otra» Después de admitir en rueda de prensa que los documentos publicados han sido robados de UGT-A sólo les queda la dimisión a sus responsables que hasta entonces negaban cualquier información que se publicaba sobre el sindicato. Pero antes de eso deberían admitir la culpa y resarcir las arcas de la Junta de Andalucía.

Darse a la gamba de Huelva con los presupuestos públicos está muy feo, y mucho mas ocultar los gintonics como “copas institucionales de trabajo”, tal y como cuenta hoy “El Mundo” que amplía detalles sobre lo que ayer publicaba “ABC”. El gorroneo oficial no tiene un pase. Ya puestos a echarle morro se les podía haber ocurrido dar unos cursillos sobre cómo pelar langostinos con una mano y sostener la copa de manzanilla en la otra. Sabíamos que al llegar la Feria en Sevilla las calles del Real se llenaban de señoritos pijos a caballo, lo que no sabíamos, y se ha descubierto, es que pijos también los hay en el sindicato. Y nada hay contra el consumo de productos típicos pero la gambita para el que se la trabaje.

El aluvión de noticias es tal que si a los responsables de UGT-A les fuera mal y los expulsaran, (por cierto ya está tardando Cándido Méndez en ponerlos en la calle)… se podrían montar un negocio de catering para empresas que quieran dar a conocer los productos de Andalucía. O un programa de televisión con Chicote porque quien tiene morro para enmascarar banquetes como cursos de formación también es capaz de hacer una salsa reducida con vino para darle sabor a unas almejitas de Huelva. Todo lo que han aprendido les tiene que servir de algo, hablamos de auténticos paladares exquisitos y preparados para lo mejor.

Ya veremos lo que dictamine el juez cuando termine de recopilar datos, es decir cabezas chupadas de gambas y facturas falsas. Veremos cuál es la condena a estos “compañeros” tan poco ejemplares que ni siquiera tienen la gallardía de admitir que, en efecto, se lo comieron ellos. La condena será la que estime Su Señoría pero ya se pueden cuidar mucho porque les veo pidiendo una baja por culpa de un puñetero ataque de gota.

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