En el Partido Popular andan mal de memoria, muy mal Se nota cuando algunos dirigentes comentan decisiones del Gobierno, mayormente ante un juez, y se olvidan de lo que decían hace tres o cuatro años ante situaciones semejantes. Por fortuna hay hemerotecas y fonotecas que permiten sacar a flote sus incongruencias y contradicciones y dejan en evidencia las traiciones crónicas que lastran sus subconscientes. Antes de comparecer en público deberían tomarse un lingotazo del suero de la verdad mayormente para no dar el cante.
Hay muchas razones que explican, aunque no justifican por supuesto, la amnesia que sufren en el Partido que tenemos al frente del poder. ¿Alzheimer colectivo y prematuro quizás? Confiemos que no; les deseamos lo mejor para su salud y, por el bien de la verdad, que recuperen los recuerdos Tal vez sea, eso sí, el exceso de trabajo que con el embrollo Bárcenas les agobia lo que les sume en el olvido. O ¿será tal vez que en la estructura del edificio de la calle Génova hay materiales que borran los discos duros de las cabezas pensantes?
Cabría pensarlo después de ver lo que pasa con el hardweare de sus ordenadores, limpios como si hubiesen sido cepillados con un imán, o lo que ocurre con las agendas que llevaban diligentemente las secretarias de los jefes, que lejos de conservarlas para mantener viva y útil la memoria de la casa, han sido destruidas con una rapidez verdaderamente pasmosa, mayormente para que no ocupen sitio. En ningún despacho las secretarias actúan con tanta celeridad a la hora de borrar testimonios del pasado como tras aquellas paredes acristaladas.
Los altos cargos, pasados y actuales, no recuerdan nada. Es triste verlos tan ajenos a unas actuaciones que, para nuestra desgracia ciudadana, en muchos casos nos afectaban a todos. Escuchando a Cospedal, Arenas o incluso el disidente Cascos, no extraña nada que Mariano Rajoy y sus ministros no se acuerden de sus promesas electorales y ahora hagan todo lo contrario de lo que se propugnaba en el programa que les llevó al poder. En Génova, que triste, nadie sabe, nadie contesta, todo se ha sumido en el vació de un pasado que no existe.
Ni siquiera, en un ambiente tan conservador y nostálgico de otros tiempos, queda un baúl polvoriento para guardar algunos recuerdos.
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Mala memoria en Génova
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