Cuando a mi jefe se le habla de Bruselas, tuerce el gesto. Aunque sean, en teoría, buenas noticias para todos menos para los malos de la película. Ha pasado esta tarde, cuando le hemos comentado que la Comisión Europea pretende supervisar, para el año 2015, todo el sector financiero del Viejo Continente.
Mi jefe dice que bueno, que vale, que muy bien pero que todavía está esperando una normativa comunitaria capaz de terminar con la ‘banca en la sombra’ y que regule, al mismo tiempo, los productos derivados. Por poner un ejemplo.
Lo que sí ha querido destacar son las diferencias entre Frencia y Alemania. Alemania no quiere que Bruselas mire con lupa sus ‘landesbanken’ y Francia, sin embargo, apoya la moción pese a tener un sistema bancario también de lo más tocado.