Profesión, despiojadora

Opinión

Profesión, despiojadora

La crisis, que algo tendría que tener de bueno, estimula el ingenio que es una barbaridad. La necesidad apremia y quien más quien menos en vez de cruzarse de brazos en espera de que aparezca un empleo de consejero de Bankia, se las ingenia para ganarse la vida como Dios le dé a entender y sus manos se lo permitan. Eso está permitiendo el desarrollo de nuevas actividades y oficios hasta ahora insospechados que además de proporcionar medios de subsistencia a los profesionales prestan una aportación a las personas que lo necesitan.

Estamos ya habituados a observar en los parques a los cuidadores de perros que se ejercitan con reatas de caninos de diferentes dueños paseando en círculo, jugueteando a menudo pero mostrándose los dientes en ocasiones, con el monitor siempre atento a poner orden. En Barcelona, entre tanto, una emprendedora ha tenido la iniciativa, y sin pensárselo dos veces ha montado un negocio artesano para despiojar a niños atacados por esa nauseabunda plaga de bichitos molestos que se extiende por escuelas y colegios como si de pronto las medidas de higiene no sirviesen ya para nada. Hasta las viejas generaciones de insecticidas parece que son inútiles ante la facilidad con que los piojos se reproducen.

Pues la avispada despiojadora catalana ha visto que el problema puede convertirse en profesión y negocio y para ello ha montado unas instalaciones discretas pero limpias y prácticas y se ha imbuido de las mejores prácticas para conseguir liberar a las cabelleras de los pequeños de tan incómodos invasores e inmunizarlos para que en una temporada no vuelvan a incordiar. Habrá que ver el éxito que tiene la iniciativa, pero no cabe duda de que es imaginativa y práctica. Llevar a los niños, o llegado el caso a la despiojadora, puede acabar convirtiéndose en un hábito igual que el de ir al peluquero, al podólogo o, tratándose de los pequeños, al pediatra. La guerra a los piojos merece atención, no cabe duda, a ver si después se puede dar un paso adelante y extenderla también a los piojosos.

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