Curas de importación

Opinión

Curas de importación

No todas las profesiones sufren la amenaza del paro. En la Iglesia, por ejemplo, faltan curas y es necesario recurrir a la importación. Ahora mismo sólo hay 18.600 sacerdotes en activo en España para atender 22.686 parroquias. Muchos curas, además, son mayores y ya no están para ir saltando de un lugar a otro cada domingo para decir la misa, confesar o administrar la Extrema Unción. El número de seminaristas disminuye cada año y hay numerosas diócesis donde no se produce ni una sola ordenación.

Los expertos en cuestiones sociológicas creen que este problema se resolvería si la jerarquía católica tomase el modelo de otras religiones, cristianas en su inmensa mayor parte, que permiten casarse a los sacerdotes. Pero salvo en situaciones excepcionales, como ocurre con los conversos del anglicanismo, Roma no quiere ni oír hablar del asunto como tampoco quiere oír hablar de su renuncia al machismo que impide la ordenación de mujeres.

Las mujeres, las monjas quiero decir, fueron las primeras que encontraron una forma de rellenar de nuevo los conventos que se estaban quedando vacíos: pusieron en marcha una política de dar acceso a novicias de otros continentes y hoy es fácil encontrarse por ahí monjas congoleñas y hasta vietnamitas que de momento están evitando el cierre de numerosas comunidades. Con los curas empieza a cundir el ejemplo.

Alrededor de quinientas iglesias ya tienen párrocos o coadjutores extranjeros, de otras razas y culturas. Antes España exportaba misioneros para evangelizar el Tercer Mundo y ahora, el signo de los tiempos es que vengan curas del Tercer Mundo a atender las necesidades espirituales de nuestros feligreses. Muchos proceden de Latinoamérica como es lógico. El idioma ayuda y más cuando es manejado con la floritura de los hispanos o luso hablantes del otro lado del Atlántico. Pero también hay por ahí predicando la palabra de Dios religiosos de África, de Asia y hasta de alguna isla recóndita de Oceanía.

La inmigración aporta soluciones humanas para todo.

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