Primero fueron las oficinas de Standard & Poor’s en Milán, la famosa plaza financiera italiana, y ahora le ha tocado a otra agencia: Fitch Ratings. La policía italiana está entrando en estos lugares en busca de pruebas que sostengan la acusación realizada por los fiscales del país mediterráneo, que han alegado que estas agencias utilizaron información privilegiada relacionada con rebajas de rating para beneficiar a sus clientes.
Dejando de lado que todas estas actuaciones albergan ciertos toques de repostería italiana, mi jefe opina que eso no resta un ápice de validez al hecho concreto de investigar a esta gente, que se posiciona como opinadora sin vinculación alguna siendo plenamente consciente de la cantidad de negocios que genera a su alrededor.
De hecho, el que me paga dice que la pregunta no es si los italianos venden humo o realmente esperan encontrar algo con estas irrupciones. La pregunta sería, en todo caso, que por qué Washington, poco después de caer Lehman Brothers, no tuvo interés en poner ningún punto sobre ninguna í.