Barbie, peligro inminente

Opinión

Barbie, peligro inminente

Los iraníes tienen a los portaviones de la V Flota merodeando por el Golfo por si a sus militares se les ocurre intentar bloquear el estrecho de Ormuz y entre tanto ven cómo sus propias exportaciones de crudo descienden ante el bloqueo progresivo a que les somete la comunidad internacional. Pero eso, lo mismo que los atentados contra sus científicos nucleares, a los ayatolas y sacristanes políticos no parece preocuparles.

Lo que más les inquieta, y para ponerle límite están tomando medidas, es que a los niños, mayormente a las niñas, cada vez les gusta más jugar con las muñecas Barbie, a las que peinan, visten calzan y miman con la misma ternura infantil que seguramente expresarán a sus hijos cuando sean mayores. Para el régimen eso es una monstruosidad que atenta contra la cultura musulmana que hay que erradicar.

Sus moralistas ven a Barbie como una muñeca descocada infiltrada por el pérfido Occidente que no infunde la sumisión de mujer al hombre ni guarda la compostura en el vestir ni en el largo de las faldas a menudo por encima de las rodillas. Intentaron crear una réplica nacional más barata y cutre, la ataviaron adecuadamente con hiyad y todo y la bautizaron Sara, incluso le crearon una compañía masculina tirando a fea y gordinflona, pero ni por separado ni en pareja aquellos monigotes tuvieron el más mínimo éxito. Así que las autoridades han decidido pasar a la acción.

Los agentes de la Policía Moral, que vela por las buenas costumbres, están visitando las tiendas de juguetes y conminando a sus propietarios y dependientes a que destruyan inmediatamente en la hoguera sus stocks de barbies bajo amenazas gruesas, empezando por el cierre del establecimiento y el paso por alguna de las prisiones donde sin duda serán obsequiados por las clásicas tandas de latigazos a las que tan aficionados son los carceleros chiitas.

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