En algunos círculos académicos internacionales, desde hace unos meses, se cruzan apuestas sobre el tiempo que aún tardarán las autoridades económicas alemanas en darse cuenta de que ha llegado la hora de cambiarle el paso a Angela Merkel. Tienen que hacerlo. En caso contrario, la canciller, de la que se dice que es una simple mandada, se va a cargar el ecosistema comercial germano.
Un territorio que los anteriores mandatarios teutones cultivaron con ‘mimo’ para asegurar la grandeza, y la rentabilidad, del sector exterior alemán. El problema es que las urgencias del ‘quebrado’ sector financiero teutón obligan a Merkel a optar porque que el país se siga financiando a tipos de interés negativos, aunque se eleven las rentabilidades de la deuda del resto de los países de Europa,a quienes, además, se les exigen unos recortes que paralizan sus economías y parecen estar a punto de conducir a la UE a una recesión.
¿Cuánto tiempo durará pues la cortina de humo? Algunos, los optimistas creen que en el segundo trimestre del año, Alemania empezará a repoblar de liquidez sus áreas de cultivo de clientes. Otros, los pesimistas, creen que la sequía se extenderá por todo 2012.