El sector de las cajas de ahorros se ha transformado por completo durante los últimos dos años, pasando de 45 entidades a poco más de una docena, que operan además como bancos privados. Sin embargo, esta reformulación no impide que aún se mantengan los órganos directivos de las antiguas entidades, en algunos casos remunerados bien pero vacíos de contenido en todo punto.
Por eso, algunos observadores se preguntan, en un país con cinco millones de parados, si no sería mejor comenzar por ellos los recortes antes que por los empleados de sucursal. A día de hoy, se han despedido a unos 12.000 trabajadores de las cajas, que mantienen al tiempo las dietas de unos 3.500 consejeros.