Scarlett in love

Opinión

Scarlett in love

Circulan por la red unas fotografías de la actriz Scarlett Johansson desnuda, fotos tomadas por ella misma en un ratito de complicidad onanista con el objetivo. Dicen que se trata de pirateo informático que también puede afectar a otras famosas que osaron jugar con su móvil frente al tocador.

El cuerpo se reduce a pixeles, luego éstos a bites informáticos, y así hasta que aparece un pirata y con una fórmula roba las imágenes a través de un túnel secreto por el que se accede al dormitorio. En el fondo, por muy digitales que nos creamos, siempre está la tentación de mirar por el ojo de la cerradura que es un momento fascinante para cualquiera, (también para los cotillas de la red que son legión y se amparan tras el anonimato).

Scarlett desnuda tiene el interés añadido de presenciar las tomas falsas de «Lost in traslation» cuándo vacilaba a Bill Murray convertido en galán madurito y ella en aburrida mujer de fotógrafo postmoderno. Lo curioso es que no cambia: con ropa, o sin ella, Scarlett es pura sensualidad ante el objetivo. No hay en ella un gramo de agresividad corporal, más bien se trata de una ninfa cruda de amores adolescentes. Su desnudo es un equilibrio de arquitectura cálida mezclada con violines rusos, lo más alejado de una Miss Silicona.

El aviso para navegantes es que cualquiera que juegue con su cámara digital puede ser víctima de un ataque cibernético. Si te asomas desnudo al balcón siempre puedes encontrar a un vecino que regaba las plantas; siempre hay quién no sabe qué hacer y piensa en los geranios.

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