Dukan, el adelgazador

Opinión

Dukan, el adelgazador

Últimamente el rebaño va detrás de un tal Pierre Dukan convertido en el adelgazador del siglo. Cuando al regreso de las cortas vacaciones algún conocido te intuye más flaco que antes de meterte unos largos en cuerpo, lo primero que te pregunta es si estás haciendo la dieta Dukan. Bueno, muchos dicen Duncan y se quedan igual de panchos y no es cuestión de enmendarles su conocimiento. Se extrañan cuando les respondes que no, que no sabes de qué va eso y que tu experiencia en materia de perder kilos demuestra que la mejor fórmula y la más perdurable consiste en no beber alcohol, en comer menos y en hacer ejercicio.

Así de sencillo, así de costoso para el buen vivir y así de barato para el bolsillo. Lo que uno puede ahorrarse en copas no está incluido todavía en los varemos de la crisis. Sin tabaco y sin copas, para qué ocultarlo, el gasto familiar y personal pega un bajonazo. La dieta Dukan hasta donde sé no supone un gran ahorro económico, más bien puede encarecer las comidas, pero la gente no necesita que venga el Papa para creer virtudes milagrosas de lo invisible y todos a una la cumplen, lo cual bien mirado es excelente.

En algo tienen que creer los que no se han apuntado a la Jornada Mundial de la Juventud. La lista de personajes, personajillos y aspirantes que aseguran que han perdido peso y volumen como por ensalmo es numerosa y estimula la incorporación de nuevos militantes. El señor Dukan ha tenido suerte y debe de estar disfrutando en buen agosto con este pelotazo de fama y derechos que le ha caído. Mientras muchos tendremos que soportar la cantinela doméstica de las parientas y algún que otro pariente que nos recuerdan en cada desayuno, en cada almuerzo y en cada cena que en vez de comer cordero al horno deberíamos incorporarnos al rebaño de sus seguidores. Cualquier día lo conseguirán y además aprenderemos a balar para ahuyentar el hambre.

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