Mi jefe me dice que diga que la banca internacional, y los mercados en general, no necesitan un mayor intervencionismo del Estado. Aunque suene extraño, y más con la que está cayendo, lo que se necesita -dice mi jefe- es precisamente más mercado. Pero añade un ligero matiz a su fórmula: con más transparencia.
La crisis de Grecia ha demostrado que en muchas ocasiones se desconoce realmente hasta qué punto un movimiento puede afectar al mercado. Si Grecia no paga los afectados son los que no cobran. Lógico, ¿no? Hasta ahí bien, pero por lo visto, si Grecia no paga hay gente que sí cobra: los que tienen unas herramientas financieras, de las que existe poca información, que establecen que tú cobra si no sé quién no paga.
Mi jefe considera que la pregunta que hay que hacerse, y a partir de la que hay que trabajar para mejorar las condiciones del sistema financiero, es la siguiente: ¿cuáles son las operaciones de fuera de balance? En otras palabras, cuáles son las operaciones que nadie, o muy pocos, pueden ver.