Las nuevas tecnologías desatan pasiones…enfermizas

Opinión

Las nuevas tecnologías desatan pasiones…enfermizas

La pasión por las nuevas tecnologías es algo muy común en nuestros días, pero hay personas que llevan su adicción hasta un extremo tal que resulta difícil de entender para el resto de los mortales. Un ejemplo que ha conmocionado a la opinión publica en estos días es el de una pareja china que ha sido detenida después de haber vendido a sus tres hijos para pagarse la conexión casera a internet y poder seguir jugando a los juegos online a los que ambos son adictos.

Los dos arrestados, Li Lin y Li Yuan, de 21 años, según relataron las autoridades chinas vendieron en 2009 a su hija, cuando no era más que un bebé, por 500 dólares. Poco después hicieron lo mismo con su primogénito, aunque en esta ocasión la venta les reportó 4.600 dólares. Visto el éxito de las transacciones comerciales, acordaron tener un tercer vástago por el que pidieron la misma cantidad de dinero, aunque en esta ocasión la operación les ha llevado a prisión después de que la madre del chico se enterara de lo que estaban haciendo y les denunciara a la Policía.

Y si hay quien vende a quien sea por jugar en la red también hay adolescentes dispuestos a cualquier cosa por tener lo último en telefonía móvil. Es el caso de una adolescente china que, de acuerdo con The Korea Herald, ha puesto a la venta su virginidad para obtener un iPhone 4. La muchacha escribió en Weibo (una red social similar a Twitter) que tendría su primera relación sexual con quien le regalase el teléfono de Apple en vista de que su padre no quería comprárselo.

No es la primera vez que un joven del gigante asiático hace una locura por motivos similares. Ya el mes pasado un joven de 17 años vendió un riñón para comprar un iPad y un iPhone. Tras leer estas noticias, se puede pensar que la publicidad de estos dispositivos puede resultar demasiado agresiva para las mentes más jóvenes y vulnerables, pero también que algo falla en materia educativa. Aunque no me quiero poner moralista en agosto y con este calor.

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