En occidente somos unos cachondos, no se nos ocurre otra cosa que hacer un llamamiento para que los egipcios vuelvan a la “normalidad”. ¿Sabrán en Madrid, en París, en Berlín, lo que es la normalidad en El Cairo?, con la cuarta parte de nuestra crisis allí vivirían a cuerpo de rey.
El problema lleva latiendo años en todo el norte de África, lo que ha hecho Internet es expandir la chispa a varios lugares de manera simultánea. Lo que se espera el viernes, de nuevo, en El Cairo es una manifestación de protesta que puede llegar a otros puntos desde Jordania a Marruecos. Y, la diplomacia occidental, la misma que se ha enterado de la verdad a través de “Wikileaks”, no se cosca de lo que está pasando a su alrededor. Nuestra ministra de Exteriores tenía proyectado un viaje a Egipto el domingo, ayer lo desconvocó, por lo tanto hace una semana no tenía ni idea de lo que circulaba entre los jóvenes egipcios.
Esta vez el “pásalo” puede dar al traste con gobiernos tapón que para occidente han servido de tapadera. Mientras los sátrapas tuvieran a su pueblo callado nos ha ido bien, ahora que reclaman democracia nos parece que algo malo puede estar pasando allá en el sur. Puede que esta vez no ganen “los buenos”.
Mientras, el barril de petróleo sube, la inseguridad crece y este movimiento popular que empezó por un chiquillo al que quitaron su puesto de verduras, en Túnez, no ha hecho más que comenzar.