Entre Corea del Norte y Corea del Sur yo me siento coreano del centro, normalito tirando a simple cuando los misiles caen sobre el techo del mercado. Alguien ha hablado de una “bestia” que nos ataca, lo ha hecho un dirigente de Comisiones Obreras, y me pregunto si se refiere a esos lobos especuladores o a la avispa asiática gigante que ya se ha hecho presente en el norte de España.
Esa guerra de los misiles nos la hemos perdido, pero debe ser la única tensión que nos falta, porque las demás las tenemos todas. Desde la batalla del Ebro no se había vuelto a ver tanta inquina junta, venga por la parte de Irlanda, por la de Grecia, o por nosotros mismos que también tenemos nuestras “coreas” internas pendientes.
Zapatero quiere convertir la Moncloa el sábado en un hospital de campaña en el que recibir a los empresarios heridos. Les va a dar un café y unos churros mientras les explica aquello que nadie entiende. Luego habrá una foto en la escalera y ya tenemos otra para guardar en el álbum de las instantáneas imposibles. Da igual, el pasado está hecho a base de fotos que nadie recuerda y de citas que se quedaron en el olvido.
Ana María Matute es la excepción, una española que piensa, notorio. Le han hecho Cervantes en función de un premio, ella ya lo era en su condición de escritora global que ha sido capaz de inventar mundos mágicos como Tolkien. Prefiero pensar que seremos recordados por ideas más felices y por una creatividad que siempre hemos tenido pero que ahora nos tapa Corea. En definitiva que hemos perdido el norte.