El condón despecadonizado

Opinión

El condón despecadonizado

Enfundarse un condón, incluso cuando se pone para ver cómo te queda, parece que ya no es pecado. Poco a poco la vida avanza y la propia Iglesia se amolda a una realidad que de ordinario se le resiste. Sí, si, avanza; lentamente, pero algo se amolda. Yo creo que dentro de otros dos mil años, incluso habrá mujeres sacerdotes, obispas y vaya usted a saber si no una papisa.

De momento El Vaticano ha despecadonizado el uso de los preservativos, tal y como si usar condón fuese agradable, y todo el mundo se ha puesto muy contento. Benedicto XVI mucho criticar la política laica de Zapatero, que por cierto nunca habló de preservativos en público, y luego va, se vuelve a Roma, y nos sorprende a todos con la sorpresa. No es que haya dado el grito de “¡viva el condón libre!” ni la recomendación póntelo, pónselo, pero por algo se empieza y ponerlo aunque sólo sea cuando hay una prostituta por el medio, es un buen punto de partida. También lo fue cuando la autoridad religiosa, no recuerdo cual, autorizó el condón para los casos en que monjas misioneras pudieran ser violadas por los bestias del lugar, como si los bestias del lugar se aviniesen a remilgos en semejantes circunstancias.

Lo que sorprende es que el Papa despenalice o despecadonice el uso del preservativo para usarlo con prostitutas y siga manteniendo el pecado mortal de contratar a profesionales del sexo saltándose a la torera el Sexto Mandamiento. Con prostitutas, sí, y con la amiga, la novia o la parienta, no. No entiendo nada.

Quizás sería mejor que, como cada cual tiene su cuerpo para sufrir y su alma para ir al cielo con suerte o para que arda en el infierno en la adversidad, nos lo montemos a nuestro modo y manera, con castidad, con preservativo, a pelo o manualmente. La práctica de la moral entre las sábanas no acabo de ver que tenga una trascendencia fácil de regular ni con decretos ni con encíclicas. Quizás sea que me estoy volviendo pelín descreído.

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