Hoy es día de pronósticos, entremezclados con información cambiante. “¿Vais a hacer huelga mañana?”, escuchamos preguntar en la peluquería, en el supermercado, en la cafetería de la esquina, en el restaurante de enfrente y, me cuentan, hasta en el puticlub de la carretera. La suerte de la huelga es una incertidumbre que propicia pronósticos de todo tipo. Es extraño, desde luego, que ante una incertidumbre como la que existe no hayan entrado en juego las apuestas, será porque se declararán en huelga. Nadie se arriesga a emitir un pronóstico preciso. Quien más quien menos ve escaso entusiasmo entre el personal.
Hay apatía salvo, claro, entre algunos trabajadores muy sindicalizados. Esta, se escucha entre los que se la dan de expertos, es una huelga de manual. Ni los sindicatos creen en ella: la han convocado porque tenían que hacer algo y no se les ha ocurrido otra cosa, quizás porque no existe. La verdad es que los sindicatos están entre la espada y la pared; entre unas medidas duras pero inevitables y como inevitables comprensibles, y una reacción obligada de rechazo ante la cual sólo cabe la protesta verbal y la huelga que reivindique por lo menos el derecho al pataleo.
La impresión entre tanto es que será una huelga, sea cual sea su resultado, bastante inútil. No parece que el Gobierno de Zapatero vaya a rectificar. Es verdad, sí, que es un Gobierno proclive a dar pasos adelante y hacia atrás como bailando la yenka, pero en esta ocasión lo tiene más difícil si no quiere promover una zapatiesta en la bolsa, por no decir imposible.
Los resultados de la huelga general por lo tanto es probable que vayan a saldarse con pérdidas para unos y otros, para las empresas porque no se producirá y para los trabajadores porque no cobrarán, y, por supuesto, en el más completo desacuerdo sobre las cifras de trabajadores que se sumaron al paro que ofrecerán los portavoces. Las que sean, además, serán en buena medida las que propicien las alteraciones en los transportes públicos. Trenes, metro y autobuses responderán del éxito o el fracaso.