Esto de estar sin Gobierno o con Gobierno en funciones que al parecer es casi lo mismo, origina muchos problemas. Esto de estar sin Gobierno o con Gobierno en funciones que al parecer es casi lo mismo, origina muchos problemas, ya lo sabemos y Rajoy nos lo recuerda todos los días. El último problema -desde que estamos en este tira y afloja, que si Rajoy, que si Sánchez, que si el lucero del alba que enciende y apaga con tanta facilidad Albert Rivera- es los españoles comemos menos pizza. Extraño, ¿verdad? Se suponía que si los problemas económicos arreciaran, muchos ciudadanos se acogerían al menú barato de la pizza en vez del marisco recién traído de Galicia.
¿Qué comemos entonces?, me pregunto. Porque algo comeremos, digo yo: por fortuna, a pesar de la crisis, no vemos a la gente – mendigos aparte – muriéndose de hambre por la calle. Antes al contrario, uno de los argumentos de los muñidores de la recuperación económica es que los restaurantes, chiringuitos, tabernas y bares cada día están más llenos. Y algo consumirán los parroquianos, sospecho: ¿Quizás caviar, sólo solomillos de Kobe o tal vez jamón pata negra? Al parecer, pizza, no.
Bueno, algunos la seguimos consumiendo, porque cuando está bien hecha está muy buena, pero por lo que se concluye, desde que andamos metidos en esto de elecciones nuevas cada seis meses y tal, cada vez somos menos los que le damos a la pizza. Quien lo afirma y avala con la solvencia de su cargo, es nada menos que don Pablo Juantgegui, consejero delegado de Telepizza, a quien conocimiento del negocio se le supone. Aunque sus palabras choquen y hacen sospechar que en una de estas hay otras razones.
Al parecer, desde mayo se vende menos pizza en los restaurantes especializados y para el señor Juantegui, no hay otra explicación que la incertidumbre y la pérdida de confianza que crea la situación política en que nos encontramos. Por lo tanto, señores Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera, pónganse de acuerdo pronto, pidan una pizza por mensajero y siéntense a su alrededor a compartirla y hablando entre trozo y trozo, en unas de estas encuentran una salida. Firmen el pacto de la pizza y todo irá mejor ¡coño!
Comiendo pizza además, los planes de austeridad y recortes de Montoro, Guindos y demás mandamases de la economía, nacional y europea, el FMI y Angela Merkel, tendrán más éxito. Todos gastaremos menos y, por lo tanto, no será necesario que suban nuestros sueldos, salarios, pensiones o subsidios. Ni siquiera que los que estén en el paro encuentren empleo. ¿A quién se le habrá ocurrido, con lo que estamos sufriendo los peatones dejar de lado la pizza que tantas calorías aporta y tanto contribuye a que la economía levante cabeza?
Negociaciones investidura
Austeridad sin pizza
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