Pasajeros y peatones en peligro

Tráfico

Pasajeros y peatones en peligro

El sesenta por ciento, es decir más de la mitad de los ciudadanos, ha viajado expuesto a los efectos de unas copas de más de quien iba al volante. Muchos ciudadanos, seguramente usted y yo incluidos, hemos corrido riesgos en la carretera conduciendo o simplemente dejándonos llevar por conductores con elevados niveles de alcoholemia o, lo que casi es peor aunque pasa más inadvertido, bajo los efectos de chutes recientes de drogas. Lo refleja un estudio realizado con mil jóvenes de edades comprendidas entre los 16 y los, ya no tan jóvenes, 30 años. Los resultados son escalofriantes.

El sesenta por ciento, es decir más de la mitad de los ciudadanos, ha viajado expuesto a los efectos de unas copas de más de quien iba al volante. Por más que se intensifican los controles, el alcohol sigue siendo la principal causa de accidentes de tráfico, de muertes, de invalideces y de heridas. Por supuesto, también de sanciones, retiradas del carnet o pérdida de puntos y, a veces, incluso a la pérdida del cargo por el mal ejemplo. A este dato hay que añadir otro no menos inquietante: uno de cada diez ciudadanos – en buena parte jóvenes –ha viajado con un conductor drogado.

No es infrecuente conducir al tiempo que se fuma un porro o después de haberse dado un chute de coca. La vigilancia sobre drogas se ha intensificado pero la impresión general es que el problema va en aumento y que incluso hay quienes creen que el estímulo de los reflejos que las drogas suscitan a veces favorece una conducción mejor. Es falso, como es falso que conducir drogado o alegre – no ya mareado, que también se da – por el alcohol es un riesgo que asumen sólo quienes se arriesgan a hacerlo desafiando la Ley.

También se exponen los acompañantes que a veces no son conscientes de que el conductor no está en condiciones físicas para asumir las circunstancias de riesgo que con frecuencia surgen en las carreteras. Y se exponen también los demás ciudadanos, todos de hecho, conductores de otros vehículos con sus ocupantes o simples peatones, que pagan la imprudencia ajena con sus vidas o su incapacidad. Los números son escalofriantes y más cuando se hacen estadísticas y proyecciones que, según la directora general de Tráfico, las drogas al volante son la causa de 900 víctimas mortales al año.

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