Era febrero y hacía mucho frío en la plaza de la Lealtad. Apenas cursaba segundo de periodismo y la vida me había dado una oportunidad de las que no se pueden desaprovechar. El Boletín de Bolsa del Grupo 16, dirigido por Carlos Humanes, me ofrecía la posibilidad de trabajar en la Bolsa de Madrid.
Y allí llegué, con traje y corbata a estrenar para la ocasión. Lleno de ilusión, nervioso y cargado de dudas sobre qué narices pintaba yo allí, en la Bolsa de Madrid. Menos mal que Miguelón me tranquilizó al hacer de anfitrión en la sala de prensa: “Ahí tienes tu mesa, tu silla y tu ordenador. El teléfono es comunitario” me dijo.
Todo me pareció maravilloso. Hasta ese entrañable Apple Macintosh cuya pantalla apenas es algo mayor que la de muchos de los actuales smartphones. Estaba como hipnotizado cuando sonó el teléfono. Era Carlos. Ninguna bienvenida por su parte. Nada de cortesía. Sólo un “¡qué haces que no estás en el parqué buscando noticias! Porque aquí has venido a trabajar. A buscar noticias. ¿Nos entendemos…?”.
Fue el primer ¿nos entedemos…? de una larga serie de ¿nos entedemos…? que escuché de su boca. Era como una invitación a trabajar…o a dejar el sitio a otro. Sutil. Con estilo. Pero con firmeza. A menudo la frase iba precedida de una excelente explicación sobre el tema a tratar. Y, casi siempre, dejaba claro que lo que había que hacer era ponerse a trabajar lo antes posible en ello.
Colgué y salí disparado al parqué a conocer operadores, a escuchar inversores, a charlar con los “barandilleros”, a aprender Bolsa de todos ellos. A buscar noticias. Suerte que contaba con una gran ventaja. Era “el nuevo de Carlos”. Y eso facilitaba mucho las cosas porque todos le conocían.
En apenas año y medio aprendí más de periodismo que en toda la carrera. Aprendí de Bolsa. Aprendí lo que era el mercado de deuda (por entonces nadie, salvo nosotros, informaba sobre bonos y prima de riesgo). Aprendí de banca. De empresas. Al ser pocos había que cubrir muchos campos. Pero siempre con el rigor que Carlos exigía. Le recuerdo a mi lado analizando balances, cuentas de resultados, auditorías…Buscando lo que no aparecía en las notas de prensa para sacarlo a la luz.
Poco después de su salida del Grupo 16 me invitaron a seguir trabajando como periodista. Pero en otro lado. No hay mal que por bien no venga. Un par de años después, cuando trabajaba en Difesa (embrión de Infobolsa), me llamó para participar en un nuevo proyecto. No lo dudé.
Formar parte del equipo fundador de El Boletín de la Tarde fue todo un privilegio. Allí estábamos Eva Ruiz, María Wakkonigg, Julio Muley, Jesús García y yo dando a luz un vespertino. Ricardo Alarcón maquetando, Benjamín con los de mil (que siempre llegaban más tarde de lo deseado), Herminia al aparato y Carlos de jefe. Un equipo irrepetible. Un ambiente inmejorable.
Estábamos ilusionados. Esperanzados. Yo me decía que con Carlos a los mandos seguro que llegaríamos a buen puerto. No fue fácil. Pero llegamos. De hecho, ahora me emociono cuando veo que 25 años después El Boletín sigue dando batalla. Es como si fuera de mi familia. De la de Carlos.
En esa etapa seguí aprendiendo a su lado. Aprendí a hacer radio. A hacer tele. No paraba de darme oportunidades para seguir creciendo profesionalmente. Y yo procuré no desaprovechar ninguna de ellas. Compartí con él algún que otro crack bursátil y numerosos acontecimientos históricos como fusiones bancarias, la intervención de Banesto, la caída de Mario Conde, OPA´s varias o la crisis del Sistema Monetario Europeo.
Por El Boletín han pasado grandes profesionales y mejores personas. Algunos, como Nacho Mata o Raúl Ramos, decidieron en su momento buscar otras oportunidades a mi lado. Desde que me marché han pasado muchos más. Algunos muy brillantes. Pero no cabe duda que proceder de El Boletín es garantía de buen hacer periodístico. Es una de las grandes canteras del periodismo español. La de Carlos.
A finales de los 90 mi camino profesional se alejó del de Carlos. Pero siempre estaba ahí cuando le pedía consejo. Nunca se lo dije, pero le admiraba. Y mucho más que antes.
A saber cuántas noticias tuvieron, han tenido y tendrán su inicio en un ¿nos entendemos…? de Carlos. Dos palabras y un silencio dentro de una pregunta que ha enseñado más periodismo que ninguna facultad o escuela.
Nunca te olvidaré Carlos. Gracias por todo lo que hiciste por mí.
*Donald Peña Director de comunicación del INE