Un verano de propina

Energía

Un verano de propina

En Madrid parece que los índices de contaminación son de los que recomiendan marcharse a dormir a la montaña. Otro día hablaremos de los problemas que el buen octubre que hemos tenido ha causado. En Madrid sin ir más lejos parece que los índices de contaminación son de los que recomiendan marcharse a dormir a la montaña. Pero hoy no se trata de amargarle el sol a nadie. Aquí esto de la contaminación lo miramos poco y la verdad es que lo disfrutamos mucho cuando viene con sol y calor. Hemos tenido un octubre sin precedentes. Dicen los estadísticos que fue el mejor en los últimos cuarenta y cinco años. No sé cómo está el registrado el recuerdo, pero lo cierto es que lo hemos pasado muy bien.

Hemos vivido en las calles hasta altas horas de la madrugada en mangas de camisa y los bares con terrazas se han puesto las botas. Me alegro por ellos y por lo que me ha tocado. Ya sé, ya sé que tanto calor como hemos tenido estas semanas pasadas no es normal y técnicamente hablando tampoco quizás recomendable. Esto del cambio climático parece que va en serio. Habrá que preguntarle al primo de Rajoy para escuchar también la opinión de un escéptico.

Parece, y lo escribo con pesar, que las isobaras anticipan que esto va cambiar, que ya está cambiando, y que pronto tendremos que salir a la calle con abrigo y bufanda. ¡Qué se le va a hacer! La cuenta del gas de la calefacción, que ya teníamos olvidada, volverá a complicarnos llegar a fin de mes y me temo que la nieve empiece a asomar por las cumbres en cualquier momento. Habrá que resignarse a creer que efectivamente todo tiempo pasado fue mejor. Octubre fue un mes de medalla de oro de la meteorología, hay que agradecérselo aunque sólo sea por aquello de que nos quiten los bailado.

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