El 12,25% de los trabajadores cobran el salario mínimo, que es de 641,40 euros mensuales, y apenas la mitad de los asalariados mejor pagados lo doblan. Ser mileurista en un pasado reciente era una desgracia, un vivir en un lamento permanente, una reivindicación salarial constante. Pero los tiempos cambian y a qué velocidad.
Los datos salariales en España, donde nunca fueron altos, ahora resultan escalofriantes. El 12,25 por ciento de los trabajadores cobran el salario mínimo, que es de 641,40 euros mensuales, y apenas la mitad de los asalariados mejor pagados lo doblan; es decir, reciben 1.282 euros. No es fácil explicar cómo, con tan exiguos ingresos puede vivir una familia o, si me apuran, una persona soltera. Pero la realidad demuestra que hay muchos compatriotas que lo consiguen.
¿Cómo? Pues cada cual ingeniándoselas, con chapuzas complementarias, con ayudas familiares de mayores pensionistas, y por supuesto, con penurias cotidianas y sin pensar en casarse y crear una familia. La vieja tradición española de que el casado casa quiere es parte de una tradición oral que ahora no es viable. Las dificultades para encontrar trabajo, la inseguridad en el empleo, y los salarios de miseria no permiten a los jóvenes soñar ni siquiera con independizarse del hogar familiar.
¿Dónde voy a ir si no llego, ni llegaré en mucho tiempo a mileurista?, escuché hace unas horas a la cajera de un supermercado mientras procesaba la compra del cliente que me precedía en la línea de caja. Pues no muy lejos, desde luego, pensaba yo haciendo cálculos mentales mientras esperaba a que me tocase el turno.