La vicepresidenta del Gobierno, una vez más, se vio obligada ayer a dar la cara ante los medios por los discos duros del extesorero del PP mientras que la secretaria general mantenía un escrupuloso silencio.
La relación entre María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría es cada vez más tensa. La pelea que la secretaria general del PP y la vicepresidenta del Gobierno mantienen en el partido aumenta con cada nueva polémica sobre el ‘caso Bárcenas’. Frente al silencio del que hace gala la presidenta manchega, a la ‘número dos’ del Ejecutivo no le queda más remedio que dar la cara. La última vez, este mismo viernes en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.
“Desde el Gobierno no podemos entrar a valorar las decisiones de los partidos como empresa”, aseguró Santamaría en su primera comparecencia ante los medios en el Palacio de Moncloa tras el parón veraniego. Un mensaje que la vicepresidenta repitió en varias ocasiones, evidenciando cierto malestar por tener que ser ella, y no nadie de Génova, quién diera explicaciones por la polémica desatada sobre los discos duros de los ordenadores de Bárcenas.
A pesar de un latente cabreo por este tema, Santamaría no se salió del guión y repitió la frase a la que tiene acostumbrados a los periodistas asistentes a sus ruedas de prensa de los lunes cada vez que se la pregunta por el ‘caso Bárcenas’ u otra investigación judicial.
“El Gobierno tiene que respetar los procedimientos judiciales abiertos y no valorarlos”, por lo que, según remarcó la vicepresidenta, “serán los jueces los que tendrán que decidir”.
Estas declaraciones, aunque escasas, ya son más que las explicaciones que durante ese mismo día dio María Dolores de Cospedal. La secretaria general del PP ha decidido mantenerse al margen de todo lo que tenga que ver con el extesorero hasta el punto de hacer como si no existiera.
De esta manera, mientras que la indignación por la decisión del PP de borrar los discos duros de los ordenadores de Bárcenas se dejaba aún notar el viernes en las declaraciones de partidos políticos, sindicatos y colectivos sociales, Cospedal se ocupa de sus tareas como presidenta de Castilla-La Mancha como si nada.
Incluso, colgó en su perfil de Twitter una fotografía con Cipriano, ‘el amigo de los pobres’, con el que se reunió en Toledo. Nada de Bárcenas, de los ordenadores o de dónde está el disco duro del portátil que entregó a Pablo Ruz. Y eso que, según El País, en su comparecencia ante el juez el pasado 14 de agosto, la secretaria general del PP afirmó que “los referidos ordenadores continúan custodiados por la referida formación política, permitiendo de este modo la verificación de la diligencia propuesta”.
El silencio de Cospedal enfurece a Santamaría que no entiende cómo tiene que ser ella, vicepresidenta del Gobierno, la que tenga que dar explicaciones por una cosa del partido mientras que la secretaria general no lo hace. Esta situación no hace más que profundizar en el pulso que ambas mantienen por situarse como la alternativa de Mariano Rajoy cuando este último diga ‘adiós’ al poder.