El referente más visible de los años de ladrillo, El Algarrobico, ha vuelto a poner en duda el liderazgo de José Antonio Griñán en las filas del PSOE. La decisión de su partido de aprobar, junto con IU, la demolición del hotel ha chocado con la defensa a capa y espada que hacen de este inmueble los socialistas de la localidad almeriense de Carboneras que le recriminan que sí tolere varios proyectos construidos en Córdoba cuando la exconsejera de la Junta, Rosa Aguilar, era alcaldesa.
La decisión del presidente de la Junta de Andalucía de fichar en 2009 a Rosa Aguilar para que ostentara la Consejería de Obras Públicas y Vivienda en el Ejecutivo autonómico no sólo ha provocado que la que fuera regidora de Córdoba sea ‘persona non grata’ en IU, sino que le está trayendo más de un dolor de cabeza a Griñán.
El sector del PSOE contrario a la demolición del hotel El Algarrobico, que lideran los socialistas de Carboneras, ha decidido utilizar la figura de Aguilar para arremeter contra la negativa del propio Griñán de regularizar este inmueble. Unas críticas que escenifican los problemas que tiene el presidente de la Junta para imponer sus órdenes en su partido.
De esta manera, una semana después de que los diputados del PSOE e IU aprobaran una Proposición No de Ley para derribar esta construcción, el Partido Socialista de esta localidad almeriense le ha recriminado a Griñán que vea ilegal esta construcción y no diga nada sobre “la legalización de las naves en Córdoba de ‘Sandocan’” que se hicieron cuando Aguilar era alcaldesa de Córdoba y se siguieron tolerando cuando ascendió al Gobierno andaluz.
Un reproche que muestra la incapacidad del líder del partido para gobernar a los socialistas andaluces en un momento en el que las batallas no deberían ‘ir con él’, ya que la lucha en la que está el PSOE afecta a Alfredo Pérez Rubalcaba y a la dirección nacional del partido.
Por si no tuviera bastante Griñán con tratar de acallar las quejas de este sector del partido a favor de la regularización y la apertura de El Algarrobico, la exministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, no ayuda. En declaraciones a Europa Press, Narbona ha recordado la existencia de «varias y numerosas sentencias» que confirman que una parte del edificio está en una zona de protección donde la actual Ley de Costas prohibía edificar.
Toda esta pelea no molesta en absoluto a Alfredo Pérez Rubalcaba que ve cómo, por una vez, él no es el cuestionado. Ya que todas las críticas van hacia Griñán, ya sean contra su liderazgo o contra Aguilar, apuesta personal del presidente de la Junta para su gobierno. Asimismo, todo esto salpica a José Luis Rodríguez Zapatero que colocó a la exalcaldesa de Córdoba en el Ministerio de Medio Ambiente.
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