En el PP valenciano han saltado todas las alarmas: Cataluña se está haciendo con los ‘buques insignia’ de la región levantina. Símbolos de la ‘valencianidad’ como la CAM están siendo comprados por entidades catalanas. Una historia que se ha repetido con la adquisición de Banco de Valencia por parte de La Caixa y que puede provocar que la empresa que gestiona el agua en la capital del Turia, Aguas de Valencia, pase a la órbita de Aguas de Barcelona.
Los años en los que la Comunidad Valenciana eran sinónimo de poder político y económico han pasado a la historia. Ya nada queda de figuras como Eduardo Zaplana, que en poco más de diez años pasó de ser alcalde de Benidorm a ministro de Trabajo y portavoz del Gobierno de Aznar, ni hay rastro de los ‘peces gordos’ de la construcción que campaban a sus anchas por la costa levantina. Esos símbolos han desaparecido.
Un destino al que parecen verse abocados los pocos emblemas que le quedan a la región valenciana. Primero, Sabadell compró la CAM. Ahora le ha tocado el turno a Banco de Valencia, adquirida la semana pasada por La Caixa.
La ‘valencianidad’ de la que hacían gala todas las instituciones económicas se ha diluido hasta tal punto que está en el aire lo que pasará con Aguas de Valencia. La compañía que gestiona el suministro del agua en la capital del Turia podría recaer en manos de su competidora catalana, Aguas de Barcelona. Este es el nuevo temor en las filas del PP valenciano.
Así lo remarcó la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, apenas minutos después de conocer la compra de Banco de Valencia por La Caixa. La regidora, según destacó EL BOLETIN, enfatizó la necesidad de que la empresa que gestiona el agua siga manteniendo sus vínculos con la región. Es decir, continúe en manos valencianas y no sea controlada por Aguas de Barcelona, competidora y dominada por la francesa Suez Environnement.
Incluso, la regidora telefoneó personalmente al presidente de La Caixa, Isidro Fainé, para trasladarle esta propuesta. «Hemos hablado esta mañana. Le he explicado las dos cosas, la sensibilidad de mantener la identidad del banco, a la vista de que Banco de Valencia ha sido la bandera de las instituciones financieras y de la economía valenciana durante muchos años, y el tema del agua», destacó Barberá, según Europa Press.
Una reclamación que ha hecho suya el propio presidente de Aguas de Valencia. Eugenio Calabuig se ha opuesto a que un competidor –en referencia a Aguas de Barcelona- “se haga con el otro” con los fondos públicos aportados por Europa y el Gobierno, según recoge Efe. Incluso, Calabuig no tuvo reparos en escenificar sus dudas de que la Comisión Nacional de la Competencia permita la entrada de Caixabank en el accionariado de Aguas de Valencia.
Hay que recordar que el presidente de la compañía que suministra agua a la capital del Turia tiene embargado una parte de su paquete accionarial y se le niega tomar decisiones que perjudiquen a su socio, el Banco de Valencia, según un auto del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz.