El paseo Merkel-Rajoy, una anécdota convertida en asunto de Estado

Los españoles hemos pasado de presumir de ser el octavo país más rico del mundo a andar mendigando gestos de apoyo de la Unión Europea. Por ello, no extraña, aunque chirría un poco, que las portadas de la prensa española destaquen, como si fuera un hito de la política mundial, el viajecito en barco por las aguas del río Chicago, que dieron ayer Angela Merkel y Mariano Rajoy, cual si fueran dos turistas más, un paseo que los medios de comunicación patrios han convertido en todo un acontecimiento.

Ella de rosa; él en mangas de camisa azul, y ambos con cara de tontos, si se me permite decirlo, viajaron muy risueños en un barco llamado ‘First Lady’, un nombre que es muy simbólico en el caso de la todopoderosa canciller germana, que en estos momentos pasa por ser la ‘primera dama’ europea, con permiso de sus compatriotas de Renania-Westfalia.

Los diarios hacen ingeniosos juegos de palabras con el viaje en cuestión. El País y La Razón aseguran que ambos dirigentes dan el mensaje “estamos en el mismo barco”; Abc habla de “la travesía de la crisis” y El Mundo se refiere al “barco del amor”.

Y puede que ambos hablaran de amor, ya que los dos se dedicaron piropos y se hicieron promesas. Rajoy dice que Merkel le reiteró en privado -lo haría al oído porque en el barco entre asesores y traductores había más gente que en el camarote de los hermanos Marx- que apoyaba las reformas que se están haciendo en nuestro país y concretamente la última reforma financiera; y cuenta que él le ‘juró’ a la canciller que el Estado central y las comunidades autónomas españolas seguirán recortando el gasto público, garantizándole que la auditoría de la banca será ejemplar para el resto de Europa.

Ahora que ‘Sarko’ se ha ido. ¿Sustituirá Rajoy al francés en el corazón de la dirigente teutona? Habrá que esperar, porque me temo que Monti, aunque tecnócrata, tiene su corazoncito y no lo va a permitir. Sus armas: invitar a Merkel a un paseo en góndola por Venecia.

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