¿Escribe bien Esperanza Aguirre o comete faltas de ortografía impropias de alguien cuyo cargo le permite tener asesores en la materia? Tal vez a los votantes madrileños no les importe si su presidenta escribe bien o mal, pero su consejera de Educación, Lucía Figar, no está dispuesta a que un puñado de profesores disidentes nombren en vano a su jefa de filas.
Figar, se ha pronunciado sobre la acusación de faltas de ortografía en la carta remitida por Esperanza Aguirre a los profesores y ha insistido en que no sabe qué ha pasado, ya que la misiva salió del registro sin “media falta de ortografía”. ¿Insinúa acaso la consejera que algún conspirador socialista ha manipulado la misiva?
De momento, ningún destacado miembro del PP de Madrid ha filtrado a sus medios afines esta posibilidad, aunque la especie corre ya por los circuitos habituales de la parroquia conservadora madrileña, en los que la presidenta tiene muchos seguidores.
Sin duda tiene muchos menos entre los maestros de la comunidad que parecen. Tal vez por los dobles mensajes que la presidenta les suele lanzar. Eso es al menos lo que opina Alfredo Pérez Rubalcaba, el próximo candidato del PSOE a la presidencia de gobierno. Según él, no se puede a la vez asegurar que se pretende reforzar la autoridad del profesorado y después insinuar que son unos vagos con datos falsos. O por lo menos manipulados.
Los profesores han respondido por ahora al ataque con la ayuda de Youtube, donde han colgado un vídeo en el que muestran la famosa supuesta carta. Las faltas de ortografía son hasta cinco faltas de ortografía y algunas más de expresión señaladas a mano y en bolígrafo rojo, tal y como hacen los docentes con los exámenes de sus alumnos.
La presidenta de la Comunidad remitió una misiva a los profesores el pasado 30 de agosto para justificar la imposición de dos horas lectivas más a la semana en los colegios de la capital y tratar de convencer a los docentes de que la medida es necesaria.
Más esfuerzo.
Aguirre explicaba al profesorado madrileño que se les pide hacer un “mayor esfuerzo” porque es “necesario”, dada la situación “crítica” del país. No obstante, lo hacía con errores impropios para la Administración y que han permitido a los profesores poner en evidencia a la presidenta.
En cinco párrafos, la misiva presenta cuatro faltas de ortografía, sobre todo acentos. El adverbio “más” y las conjugaciones verbales “irá” y “está” aparecen sin tilde, y se añade acento a un “cómo” que no es interrogativo. Además, los profesores hacen comentarios a pie de página en los que instan a la presidenta a mejorar en aspectos como el uso excesivo de mayúsculas innecesarias, falta de convencimiento y eficacia, y mala argumentación.
Al margen de ello, la petición de “un mayor esfuerzo” para trabajar 20 horas semanales se lleva un buen borrón. ¿Se refiere a las horas “lectivas” o “complementarias”? Oficialmente, los maestros trabajan 37,5 semanales.