La presidenta de la Comunidad y del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, está decidida a que no se diluya la crisis provocada por la posibilidad de que Francisco Álvarez Cascos cree un nuevo partido tras su ‘adiós’ como militante. De momento, Aguirre ha encargado hoy a su número dos Ignacio González la tarea de reavivar la polémica en las filas populares.
En un día en el que Génova intenta pasar página tras la decisión del ex ministro de abandonar el partido, el vicepresidente regional y máximo responsable del Comité Electoral del partido en Madrid ha asegurado que esta ‘baja’ “es una decisión que nunca debería haberse producido”, ya que este adiós es una mala noticia “para el PP tanto de Asturias como en el ámbito nacional”. Los elogios del portavoz de Aguirre se han mezclado con críticas a la dirección nacional. El ex ministro “es uno de los grandes referentes” de la formación que “ha dedicado 34 años de su vida a construir el principal partido de este país”.
La ofensiva de los populares madrileños no ha quedado aquí. El presidente del partido en el distrito de Chamberi, Luis Asúa, dónde el ya ex popular Cascos era militante, ha anunciado la convocatoria de un comité ejecutivo “para respaldar públicamente” al que fuera responsable de Fomento.
La estrategia de Aguirre ha obtenido frutos, ya que unos de los máximos representes de Génova, Javier Arenas, se ha visto obligado a tratar este asunto al elogiar la figura de Cascos a la vez que pedía tranquilidad y “no entrar en polémica”. Respecto a esto precisamente y frente a las palabras de Ignacio González, el vicepresidente del Parlamento Europeo y colaborador de medios de comunicación del Grupo Intereconomía, Alejo Vidal-Quadras, ha acusado al ex ministro de exigir a la dirección nacional del partido “lo que no predicaba” cuando era secretario general. Además, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, ha asegurado que ha sido víctimas de “amenazas de muerte” que califica de “no creíbles” en su perfil de la red de Facebook.
En tierra de nadie en este debate se ha quedado el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que ha preferido no hacer declaraciones al dar la cara por la candidatura del ex ministro a pesar de ser uno de los hombres de confianza de Rajoy.
En medio de esto, Cascos ha empezado a buscarse unas siglas con las que presentarse a la Presidencia de Asturias. Así, según han desvelado fuentes del partido Centro Democrático y Social (CDS) a Europa Press, representantes del ex ministro se han puesto en contacto telefónicamente con ellos para estudiar la posibilidad de que el ya ex dirigente popular se presente con las siglas de esta formación. Una opción que no sería descabellada, ya que Cascos no ha escondido su respeto por el partido que creó Adolfo Suárez.
Varios observadores políticos han señalado que integrarse en esta formación política le aseguraría el apoyo de una gran parte de los votantes del PP que, en su día, ya dieron su respaldo en las urnas a este partido y estaría al frente de un proyecto nacional. Así acallaría las críticas que en algunos círculos políticos le han dedicado a Cascos al que ven como ‘el nuevo Revilla’ al encumbrarse ahora como el defensor del orgullo asturiano.
Mientras que el ex ministro se decide otros dirigentes sigan sus pasos. El vicepresidente de la Junta General de Asturias, Pelayo Roces, ha anunciado hoy su decisión de renunciar a su condición de diputado.
Los planes de Aguirre buscan que la ‘lucha’ esté presente hasta el Congreso que, según los estatutos del PP, Rajoy debe convocar para este mismo año. El último cónclave fue en 2008 en Valencia tras las generales y ahora, tras los tres años fijados por las normas del partido, se tiene que celebrar una nueva cita. Una cita en la que la actual división en torno a la figura del ex ministro puede dejar en evidencia la autoridad real del líder del partido sobre la ‘vieja guardia’. Dirigentes como Jaime Mayor Oreja, José María Aznar o la propio Aguirre han presionado en los últimos meses a Génova para que se decidiera por Cascos en la cita a las urnas.
Una situación que recuerda mucho a los meses anteriores al Congreso de Valencia en el que, tras el ‘adiós’ de María San Gil del partido en el País Vasco, la presidenta madrileña aseguró que algo se estaba haciendo mal para que ‘activos’ del partido como San Gil abandonaran las filas de la formación.
Al igual que entonces, Rajoy no ha escuchado las críticas de este sector del PP y su autoridad está de nuevo en duda, por lo que en este cónclave podemos presenciar una nueva rebelión . Este sector del partido se ha vuelto a agrupar con la excusa de la polémica por Cascos y no van a dejar pasar esta nueva oportunidad para atacar al líder de la oposición al igual que en 2008. La duda está en que, si tras tres años, el presidente del partido podrá salvar un nuevo ‘match ball’ y se podrá presentar a las generales como el líder de los populares o verá como su nombre caerá de la papeleta del PP y se quedará sin ‘a la tercera va la vencida’ cuando las encuestras le señalan como virtual ganador. Unos sondeos que también evidencian el respaldo ciudadano a los dirigentes de su entorno más cercano como María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría.