Una moción presentada por los populares asegura que vivimos en una sociedad “altamente consumista, donde prima la abundancia” e insta a tomar medidas contra ello. Un estudio elaborado por el Ministerio de Agricultura revela que solo uno de cada cinco hogares españoles utiliza todos los alimentos que compra. Esto provoca que en España haya un desperdicio alimentario de 7.7 millones de toneladas al año.
La mayoría de esa ingente cantidad se produce en los hogares, lugar donde se desperdician el 42% del total. El 39% corresponde a la fase de fabricación, el 14% a la restauración y el 5% restante a la distribución.
Es en este último punto donde el Partido Popular ha puesto la diana. En una moción que se debatirá esta mañana en la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales del Senado, el Grupo Parlamentario Popular insta al Gobierno de Mariano Rajoy a que valore, con las autoridades competentes y el sector alimentario, “la posibilidad de entregar los alimentos que no pueden ser vendidos por diferentes causas que no afecten a la seguridad alimentaria, a organizaciones sociales”.
Esta medida responde al informe del Ministerio de Agricultura y a otro elaborado por la FAO, órgano correspondiente a las Naciones Unidas y que asegura que un tercio de los alimentos a nivel mundial (1.300 millones de toneladas al año) acaba siendo desperdiciado.
La moción del Partido Popular más ‘franciscano’ considera que estos datos proceden del estilo “consumista” que impera en la sociedad occidental: “Una sociedad altamente consumista, donde prima la abundancia […] el sistema se encuentra más sostenido por cánones estéticos de apariencia que por criterios de sostenibilidad y racionalización de los recursos naturales”.
Un discurso ‘antisistema’ que sorprende a propios y extraños, a menos que el Partido Popular apele a la ‘caridad cristiana’ como elemento de influencia.
España es el séptimo país, de las economías avanzadas, y el cuarto de Europa que tira más comida en términos absolutos. Reino Unido, Alemania y Francia son países del viejo continente que malgastan más alimentación que España. Sin embargo, el PP del Senado incide en que el Ejecutivo francés ha tomado cartas sobre el asunto.
“Francia se ha convertido en el primer país del mundo que prohíbe a los supermercados tirar o destruir los alimentos que no vendan […] se ha propuesto acabar con ese despilfarro y junto a la medida descrita anteriormente, la de donar esos alimentos a ONG para el consumo humano, también se contempla su transformación para alimentar animales o para hacer abono agrícola”.
Por último, además de la particular forma con la que está escrita la moción, llama poderosamente la atención la inclusión de una breve narración atemporal digna del comienzo de una gran historia.
“España, son las diez de la noche, y el empleado de un supermercado, pongamos de Madrid, sale con varios contenedores por una puerta lateral, la cadena los desecha o porque están a punto de caducar, se ha roto o son frutas y verduras comestibles que no cumplen el canon estético”.
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