Con solo dos diputados, el equipo de Garzón necesita formar grupo parlamentario para salvar su maltrecha situación económica y mantener voz propia en la cámara baja. La relación es tradicionalmente buena entre Izquierda Unida y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), lo que podría hacer salvar los muebles al equipo de Alberto Garzón, cabeza de lista al Congreso por IU. Después de obtener solo dos diputados en las elecciones generales, la formación lucha a la desesperada por conseguir grupo propio en el Congreso, unas negociaciones sobre las que el propio Garzón prometió explorar “todas las vías posibles”.
La salida más lógica llevaba a pensar que IU pediría a los candidatos de la formación que han conseguido escaños al ir por las listas también participadas por Podemos en Cataluña y Galicia, un total de tres nombres. Pero aún así, la formación no alcanzaría el 5% de los votos necesarios para el grupo propio, por lo que también habría que contar con el apoyo de Bildu.
Fuentes del partido de Garzón consultadas por este medio confirman que la formación confía en alcanzar un acuerdo con el que evitar la debacle económica de la estructura federal, que soporta a unos 40 trabajadores. Sin embargo, cuartopoder.es avanza que ERC es el grupo más dispuesto a ayudar a Garzón en su objetivo. Según este medio, en IU piensan que es más fácil obtener el apoyo de ERC o Bildu que el de los diputados en grupos de Podemos, aunque no se han comunicado contactos formales.
En 2008 Izquierda Unida logró formar grupo ‘técnico’, según recuerdan fuentes de Izquierda Unida, junto a ERC, con la diferencia de que en 2011 las ganancias se fueron para el partido catalán, que unió sus tres diputados a los de IU e ICV. Así mantuvieron las ayudas antes de pasar al Grupo Mixto.
Esta sería la ocasión de devolver el favor a los de Izquierda Unida, y así lo expresan los miembros de ERC, siempre según el mismo medio: “No lo hemos valorado aún internamente pero hay que tener en cuenta que hace 4 años ellos nos hicieron un favor a nosotros. Estuvimos durante unos días en el grupo de IU y luego nos pasamos al Mixto. Es posible que ahora les interese hacer lo mismo”.
Garzón y los suyos se juegan mucho en esta búsqueda de grupo propio en la cámara baja: más allá de las intervenciones y asistencia a las diferentes comisiones parlamentarias, sobre la mesa está la supervivencia económica de la coalición. La debacle electoral cosechada por IU en las generales, que ha caído de 11 escaños a 2 en apenas cuatro años, se traduce en un recorte en su asignación pública, que se queda en menos de 200.000 euros. Dejará de percibir unos 2,2 millones de euros en subvenciones, respecto a la pasada legislatura, de no lograr mantener un grupo parlamentario propio.