Los inversores vuelven a castigar a Codere, que una vez más ha sido incapaz de firmar su refinanciación en el plazo otorgado por los acreedores. La prórroga se extiende al sábado. Codere tampoco lo ha conseguido esta vez. Las 18 horas que los bancos acreedores concedieron a la firma española de los juegos de azar para conseguir la refinanciación de sus deudas no han sido suficientes. Aunque han concedido una nueva prórroga que se extiende hasta el sábado, las acciones de la compañía se apuntan caídas del 3,6%.
La estrechez del plazo que ayer se anunciaba hizo pensar a muchos en la consecución del definitivo y esperado acuerdo, al punto que la toma de posiciones en el valor se animó para traducirse en alzas del 4%. Los gestores de carteras explican que algunos de los oportunistas que en los últimos días se han ido haciendo hueco en Codere optan este jueves por vender acciones y apuntarse la diferencia antes de que el castigo vaya a mayores.
El nuevo plazo concedido por la banca se extiende hasta las 5:00 horas de la mañana del próximo sábado 7 de junio. Un inusual vencimiento que en otras ocasiones ha dado paso a un nuevo aplazamiento o stand still, como se conoce a esta práctica en jerga financiera. Codere ha informado hora y media antes de la apertura de la Bolsa de Madrid a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de esta nueva concesión de sus acreedores con la que vuelve a esquivar el concurso que desencadenarían las reclamaciones de pago de sus pacientes prestamistas.
La compañía de los juegos de azar controlada por la familia Martínez Sampedro lleva meses negociando sin éxito un nuevo acuerdo de refinanciación de deudas. Las dificultades de la compañía en sus negocios en Latinoamérica y la falta de entendimiento entre la familia accionista de referencia y los bonistas no han hecho más que entorpecer la consecución de un pacto que el verano pasado se daba por supuesto gracias a una complicada operación de ingeniería financiera que permitió el aplazamiento de algunos pagos de deuda para los que por aquel entonces como ahora no existía liquidez.
Desde que comenzó el paseo de Codere por el cada vez más pronunciado abismo de la quiebra, la especulación más extrema se ha ido haciendo hueco en su ya de por sí volátil gráfica de cotización. La firma se ha convertido en habitual a uno y otro extremo de la tabla de revalorizaciones del Mercado Continuo. Incluso en algunas jornadas ha tocado ambas zonas al calor de especulaciones sobre la hipotética ejecución de garantías crediticias que amenazarían incluso la continuidad de la compañía, o al menos de su cúpula directiva. Y es que los Martínez Sampedro podrían tener que conformarse con una participación testimonial en su compañía si sus deudas y bonos se canjeasen por acciones, tal y como han reclamado algunas de las partes implicadas en la refinanciación de la española.
Sobre el futuro de Codere penden, de una parte, los 127,1 millones de euros de un contrato de crédito senior y, de otra, los 760 y 300 millones que se corresponden respectivamente con sus emisiones de bonos emitidos en euros y dólares. El nuevo calendario de vencimientos del grupo, más amable con su complicada situación financiera, sigue retrasándose y la toma de posiciones en la compañía se convierte cada vez más en una apuesta de riesgo dado el peligro de quedar atrapado en otro de los concursos de acreedores que pueblan de cotizadas fantasma la Bolsa española.
El volumen de negociación en Codere, como ya ocurrió en la jornada de ayer, se mantenía muy lejos de su media habitual puesto que cada vez son menos los inversores dispuestos a asumir el riesgo de negociar con títulos que podrían quedar congelados tan pronto se precipite el temido concurso acreedor. De los 334.000 títulos que marca su media anual de una sesión, al ecuador de la de hoy tan sólo habían cambiado de manos 73.250 acciones. Renta 4 lideraba las ventas sin rival, mientras que Banco Sabadell hacía lo propio en compras.