El desmantelamiento de Sniace vuelve a estar sobre la mesa. En pleno concurso de acreedores de la compañía papelera, representantes de la dirección y de los trabajadores se reunirán una vez más este jueves para encontrar una salida al despido masivo de sus 533 trabajadores. Un movimiento que supondría la virtual desaparición de la compañía.
La cita, que en principio estaba fijada para este martes, se ha retrasado al jueves con el objetivo de que las partes implicadas tengan más margen de maniobra para calibrar sus posiciones en virtud de la declaración de quiebra técnica que se ha solicitado a los jueces. Miguel Gómez de Liaño, coordinador del grupo de dirección que ha asumido las riendas de Sniace en la comparecencia del presidente Blas Mezquita, tendrá que explicar si el expediente de regulación de empleo por extinción para la práctica totalidad de la plantilla del grupo sigue en pie o se le da un nuevo giro de tuerca.
Por su parte, el secretario del comité de empresa, Antonio Pérez Portilla, confía en que las incertidumbres que durante meses han pesado sobre una compañía que finalmente ha sucumbido al peso de sus deudas comiencen a disiparse. Igualmente, según declaraciones recogidas por Efe, se espera que los consejeros del grupo que representan a algunos de sus accionistas más fuertes concreten si están por la recuperación de la compañía o su liquidación ordenada bajo la guía de los administradores concursales que el juzgado de turno determine.
Mientras tanto, los trabajadores se han organizado para recibir con una concentración a sus superiores en la localidad cántabra de Torrelavega. Los empleados amenazados por el despido masivo han sido convocados por los sindicatos a las 11.30 horas del próximo jueves para reivindicar sus puestos de trabajo ante lo que se debata en la reunión a dos partes -pues el Gobierno de Cantabria queda fuera esta vez de la ronda de contactos- y después está previsto que se les traslade en una posterior asamblea.
Suspendida de negociación desde el lunes, Sniace soporta una deuda de 150 millones de euros, según cifras del pasado mes de junio que se espera que en los últimos meses se hubieran incrementado. Además, hasta el primer semestre del año la papelera acumuló pérdidas por 41,1 millones, más de siete veces más que hace un año.